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Foto del escritorDiego Loinaz Martín

Urge costas inteligentes

Comunidades vulnerables en las costas van a ser impactadas por el aumento en los niveles del mar, en menor o mayor grado. Todas las iniciativas para contrarrestar el cambio climático no serán suficientes para detener el impacto en nuestras costas y nuestras comunidades. No se trata de una pregunta con respuesta binaria. La respuesta es que va a suceder. La discusión es si los esfuerzos de contrarrestar el cambio climático van a desacelerar por cuánto el aumento de los volúmenes de los mares y cuerpos de agua.

Visualizar ese impacto gradual no suele ser acogido como una prioridad ante las trivialidades de nuestro presente. Para asistir en esa visualización, invitamos al lector a visitar https://coast.noaa.gov/slr/, una herramienta interactiva de las áreas a ser impactadas en Puerto Rico y el mundo. Los escenarios son desconcertantes. Se estima que para 2100, los niveles de mar subirán entre 3 a 10 pies. https://www.climate.gov/news-features/understanding-climate/climate-change-global-sea-level.

Al estar rodeada de agua, nuestro sentido común dicta que actuar es imperativo para nuestra isla. La ahora notoria Playa de Córcega en Rincón y la erosión que se causó allí por el huracán María son muestra del embate del cambio climático, pero no es un evento aislado. Además de las costas, el impacto será reflejado en valles y cuerpos de agua en el interior. Por ejemplo, lugares como las comunidades del G8 recibirán un impacto avasallador con desplazamiento poblacional.

Aunque la protección de las comunidades es primordial, no podemos ignorar la importancia de nuestros cuerpos de agua en nuestra economía. Sean turistas residentes o foráneos, nuestras playas son un atractivo para bañistas que las tornan en principal activo económico luego de nuestro talento humano. Son pues nuestras playas un punto de alineamiento social de residentes y visitantes, marginados u holgados. Conservarlas, y reducir el efecto de erosión, es de interés para ambientalistas y economistas. Nuestros líderes intelectuales en este espacio han alertado de la situación. Nuestra Ada Monzón en su EcoExploratorio y Mark Martin de Vieques y sus esfuerzos de conservación, son voces de alerta que todos debemos escuchar. Otros países como las Maldivas, han comenzado a actuar ante la amenaza presente. Hulhumalé es una isla creada por el gobierno de ese país en respuesta al cambio que se avecina.

Nuestra estrategia debe ser oportuna e inteligente. La creación de arrecifes, bancos de arena, canales e islas en nuestras costas tiene que ser un objetivo impostergable en la agenda social y ambiental de nuestra generación. Estratégicamente situados, estos puntos de desarrollo ambiental promoverán la flora y fauna marina mientras que mitigarán la erosión visible hoy en día en nuestras costas. Bien pensadas y desarrolladas, pueden incluso promover nuevos puntos de diversión acuática como el surfing, paddle, kayaks, y pesca de orilla. El cosmos político actual aparenta ser propicio. Por un lado, contamos con una Casa Blanca y Congreso determinado en apoyar la protección del medio ambiente y la infraestructura. Por otro, nuestro gobierno experimenta una mejoría en la capacidad financiera para tomar prestado. Sean fondos federales o inversión ambiental, nuestras Costas Inteligentes deben súbitamente alcanzar el primer lugar en nuestras prioridades de país.

Ciertamente, nuestra generación y las siguientes apreciarán una iniciativa masiva de protección a nuestras comunidades, playas y futuro.


Publicado en el periódico El Vocero, 28 de noviembre de 2021
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